Es su primera incursión en el emprendimiento y cerró 2019 con 283.000 euros de facturación. El ingeniero de telecomunicaciones Miguel Moral fundó en 2014 Wifiaway, una compañía que facilita conexión inalámbrica por cortos períodos de tiempo a empresas y particulares. Lo hizo con dos socios que no siguen en la compañía –les compró su parte– y ahora es él el que dirige el equipo de seis personas que le acompaña. “A mí me importaba más crecer que los costes”, asegura, “quizá si empezara de nuevo me plantearía contar con financiación a través de rondas, porque con ahorros propios el riesgo es más alto”.
Su modelo de negocio, que nació para dar cobertura a los extranjeros que llegaban a España y no tenían conexión, se basa en vender servicios de suscripción a internet sin permanencias, a través de un módem pequeño de alta velocidad que usa en momentos puntuales. Con esta descripción de servicio flexible no es de extrañar que en la circunstancia actual estén viviendo un momento de crecimiento. “El consumidor va cambiando año a año. Antes fue la velocidad, ahora, además, son los datos. Desde que empezó la crisis sanitaria, el cliente los necesita para entrar a videoconferencias, recibir clases en línea, dar cobertura a toda la familia”, apunta.
Hasta la primavera, el segmento de wifi en segunda residencia no era tan notable. Según cuenta, sus mayores clientes eran los apartamentos vacacionales y los hoteles, que ofrecen el wifi portátil “como un servicio que redondea la experiencia”. Hace mención Moral aquí a la importancia que está cobrando la reseña de los establecimientos y cómo este tipo de opciones, generalmente sin coste adicional para el turista, dejan huella en los comentarios de los clientes “y suman”. De hecho, “ya se pueden leer muchas veces alusiones directas al servicio en este tipo de valoraciones; es un detalle del hotel que la gente no espera; les puede salir más barato que comprar los champús y el impacto es mayor”.
Este verano, sin embargo, “la demanda de estos dispositivos es notable tanto en poblaciones de playa como rurales y de montaña”, menciona. Ya empezó con el confinamiento. Moral explica que empresas como Sanitas, “se adelantaron mucho a lo que pudiera pasar y garantizaron a sus trabajadores que pudieran tener conexión allá donde estuvieran, sin esperar instalaciones o vivir con más incertidumbre”. También la Universidad Complutense de Madrid les contrató para garantizar conexión a los alumnos que tuvieran mal acceso o ninguno.
Para él, uno de los “puntos fuertes” de este sistema es la no permanencia, que, en su opinión, “es algo que culturalmente ya ha cambiado; la gente demanda un servicio y una experiencia, no quiere tener que pagar instalaciones en un panorama de alta incertidumbre”, explica. El sistema de Wifiaway es sencillo: se contrata desde la página web y llega por mensajero a la vivienda indicada. “Siempre saben cuánto van a gastarse y qué datos recibirán, no hay sorpresas. Además, no tienen que perder días de vacaciones en casa esperando a un instalador”.
Pero por si las dudas, el servicio de atención al cliente es uno de los departamentos que más cuidan. “Nos llegan las preocupaciones de los clientes por la velocidad, los tiempos, los datos, la devolución del aparato, que es por correo, con franqueo ya pagado… Y de esta forma tenemos un retrato muy claro de la sociedad y hacia dónde van sus gustos como consumidores”. Este termómetro les lleva a imaginar cómo será ahora una de sus mayores fuentes de ingresos: los eventos. “Hasta ahora proporcionábamos conexión en eventos en lugares físicos y otros más remotos, como festivales, hipódromos… el mismo campo. Ahora creo que tendremos muchas más localizaciones de este tipo para volver a realizarlos”, asegura Moral.
Para este área, como en la hotelera, tienen personal en dedicación casi exclusiva. Los siete trabajadores del equipo se reparten entre departamento general, operaciones y atención al cliente. Moral lleva la dirección general, y técnica. Entre sus planes a medio y largo plazo está “seguir corriendo y adelantándonos a las tendencias, ver por dónde vienen las necesidades”.
Fuente: Elpais.com (16/8/20) Pixabay.com