Entre los países con el ratio de criminalidad más baja del mundo, según el Índice de Paz Global, destacan Islandia, Nueva Zelanda o Austria. Pero hay uno de ellos que cobra especial relevancia a la hora de hablar no solo de seguridad, sino de desarrollo económico: Singapur. Esta ciudad-estado insular asiática, formada por 63 islas, es una de las principales ciudades globales y uno de los centros neurálgicos del comercio mundial, lo que la sitúan a su vez como una de las más caras para vivir.
Uno de los motivos por los que es tan segura es sencillamente que es bastante fácil quedarte atrapado. Si eres un delincuente y tienes que salir a toda prisa del escenario del crimen, tan solo existen dos formas de salir de la isla. O tres, según se mire. Las dos primeras son a través de dos puentes, la tercera es salir a nado, como relata el residente Kevin Goh para la revista ‘Quora‘.
Otra razón es que, cuando te atrapan, las sanciones son demasiado severas, lo que lleva a pensar que se trate de una dictadura encubierta. Pero no de tipo económico, que tambíen, sino de índole física. El castigo a base de torturas y latigazos es legal en Singapur. También existe una Ley de Seguridad Interna (ISA) por la cual el gobierno puede detener a personas sin juicio, llamada «detención preventiva». Al más mínimo indicio de poder representar una amenaza para la seguridad nacional o terrorismo, las fuerzas del orden pueden detenerte, incluso aunque no exista ninguna prueba concluyente. La última razón que argumenta Goh es que nadie tiene necesidad de recurrir al crimen. El sistema económico funciona tan bien que la inmensa mayoría de sus habitantes atraviesan una buena situación económica, y por ello no hay razón de que arriesguen sus medios de vida ya cómodos para cometer delitos.
Además, este año está de celebración, ya que se cumple el 200 aniversario de la llegada de Sir Stamford Raffles, quien estableció Singapur como un puesto comercial para la Compañía Británica de las Indias Orientales. Aunque no está exenta de polémica, ya que muchos sectores de la población critican que se señale este día del calendario por representar la conmemoración de la colonización por parte de los ingleses. La Oficina del Bicentenario ya ha alegado que el objetivo de la festividad es brindar a los ciudadanos la oportunidad de reflexionar sobre su pasado y los valores que han dado forma a la nación moderna que es hoy en día.
Apertura, multiculturalismo y autodeterminación. Estos son los tres rasgos con los que la agencia gubernamental de Singapur ha decidido presentarse al mundo. «La diversidad étnica y religiosa se funden a la perfección en la interacción social», asegura L. G. Han, un distinguido chef local que posee una estrella Michelin, a la ‘BBC‘. «A pesar de esta diversidad, todos los singapurenses comparten un rasgo en común en la forma en la que hablamos, los valores que compartimos y la aceptación de las personas en todos los ámbitos de la vida».
Es especialmente llamativo que se encuentre entre los países menos corruptos del mundo, ya que hasta los años 60 estaba en los puestos más bajos de la tabla el ‘Índice de Percepción de la Corrupción’ (IPC), elaborado todos los años por la agencia Transparency International. «En 1959, cuando se independizó de Gran Bretaña, la ciudad-estado era famosa por la generalización de todo tipo de vicios», asegura el analista Jonathan Tepperman, en su libro ‘The Fix’. «La isla estaba afectada por el crimen, el mercado negro, las malas prácticas de burócratas y policías, etcétera».
Todo cambió cuando llegó el presidente Lee Kuan Yew al poder. «En ese momento, el PIB per cápita era inferior a lo que serían hoy 450 dólares. El desempleo era elevado. La educación era lo más mediocre», analizaTepperman. «El objetivo del candidato era el de replicar el imperio de la ley que había observado en sus viajes al Primer Mundo, cuando realizó sus estudios en Londres. Se trataba de que la isla se diferenciase de sus vecinos a base de ofrecer una Administración más eficiente y segura».
Nada más llegar al poder dirigió un gobierno que dio un fuerte impulso a lo social, pero también profundamente capitalista que impulsó la economía de la nación hasta convertirla en la superpotencia que es ahora. De esta forma, y en base a un programa social rígido, consiguió traer la prosperidad al país, eso sí, con frases e ideas no exentas de polémica y detractores, como la de construir una Gran China: «La afinidad de raza, cultura y lengua es la base de las relaciones de negocios», afirmó en uno de sus discursos.
Ahora, más de cinco décadas después, Singapur se fortalece gracias a la industria tecnológica. Una tendencia que viene resumida con la famosa frase de Vivian Balakrishnan, ministro de Asuntos Exteriores, recogida por la ‘BBC’: «La gente visitará Singapur y dirá: ‘He visto el futuro y funciona'». Sus residentes ya cuentan con una red de fibra óptica que se extiende a lo largo y ancho de la isla, proporcionándoles conexión a internet de máxima velocidad y ya hay tres teléfonos móviles por cada dos ciudadanos.
Otra de las peculiaridades del país es que cuenta con infinidad de sensores, monitores y drones para vigilar el tráfico, la polución o cualquier percance que pueda surgir en las viviendas privadas: hay hasta un «botón del pánico» en las casas para que si ocurre algo, las familias o las autoridades sanitarias acudan de inmediato. Los esfuerzos para controlarlo todo gracias a la tecnología son ingentes.
Los hospitales cuentan con los mayores avances en robótica e inteligencia artificial. Ya existen cuatro robots HOSPI, diseñados por la empresa Panasonic, que forman parte de la plantilla junto a los médicos humanos. Son tan altos como una persona y hasta pueden interacturar con ellas y sonreír a través de una pantalla.
Todo ello hace pensar en el alto desarrollo industrial y su correspondiente daño al medioambiente. Sin embargo, a diferencia de otras ciudades asiáticas como Pekín o Hong Kong, donde los niveles de contaminación son altísimos, Singapur cuenta con una auténtica integración de naturaleza y tecnología, con granjas y jardines verticales en los que enraizan árboles gigantes que ayudan a a regular la temperatura absorbiendo y dispensando calor,recolectan agua de lluvia y ofrecen una vista panorámica de la ciudad.
Fuente: Elconfidencial.com (20/3/19) Pixabay.com