Un asiento vacío es dinero perdido. Esa es la mentalidad que tienen las aerolíneas que, día tras día, deben conseguir vender todas sus plazas a viajeros de todo el mundo en busca del vuelo idóneo.
Sin embargo, este universo genera algunas preguntas al consumidor cuando entra en contacto con él, como la diversidad de precios de un mismo vuelo o cuáles son los momentos en los que viajar es más barato.
¿Por qué he pagado más por el mismo vuelo?
Al realizar un viaje en avión es bastante probable que si preguntamos cuánto ha pagado cada uno de los pasajeros, las cantidades diverjan. ¿Por qué se pagan distintas cantidades por el mismo servicio? La razón remite directamente a la variedad de tarifas.
Por ello, al comprar un billete de avión debemos estudiar con detenimiento cuáles son las condiciones que nos ofrece cada una de ellas para escoger la que más nos convenza y, por consiguiente, la que mejor podamos rentabilizar.
Desde Iberia enumeran algunas de las opciones que pueden generar distintos precios en el billete: «si se puede cambiar o no, si se puede reembolsar o no, si hay que pasar un determinado tiempo en destino o no, si hay que comprar con antelación o no».
Las tarifas y precios están determinados por los que está fijando la competencia
«Disponemos de decenas de millones de tarifas disponibles en cada momento, en cada uno de los mercados en los que operamos», explica, por su parte, British Airways. La aerolínea británica afirma que los precios se fijan por las «condiciones particulares de cada mercado» así como de «las leyes de oferta y demanda».
«También de si es un vuelo punto a punto (pasajero va de punto A a punto B) o es un tramo dentro de un recorrido más largo (va de punto A a punto B, para continuar a un punto C en otro vuelo)», añade, por su parte, Iberia.
Un aspecto en el que coinciden las aerolíneas es la competencia. Por ello, en gran medida, las tarifas y precios de un vuelo están influidas de manera determinante por las tarifas y precios que estén fijando el resto de compañías.
Existe la posibilidad de que una aerolínea que está vendiendo sus billetes a precios bajos, a través de las distintas clases de reserva, se compare con la competencia y decida cerrar la clase que los vende más baratos.
La oferta de tarifas depende también de la disponibilidad de plazas. Cuántas más haya, las tarifas serán más competitivas.
¿Comprar cuánto antes o esperar al último momento?
Si el cliente quiere encontrar buenos precios, la clave es comprar con mucha antelación. De manera general, salvando las épocas de alta ocupación, las aerolíneas suelen comenzar con precios bajos y mejores tarifas.
Por su parte, el consumidor debe correr el riesgo de la incertidumbre ante tanto margen de tiempo. Y es que debemos tener claro que cuánta mayor flexibilidad tenga una tarifa, mayor será el precio. Ahí es dónde entra en juego lo que el consumidor esté dispuesto a arriesgar.
Pese a que la anticipación puede ayudar a ahorrar al cliente, es probable que se encuentre con la opción opuesta: ofertas de última hora. Una compañía aérea que no vende un asiento, lo pierde. «Hay muchos billetes de avión que están por debajo del ingreso necesario para cubrir todos los costes» pero «es preferible venderlos a un precio que genere demanda a perder ese ingreso adicional por sólo vender billetes que cubran costes».
Otro aspecto a tener en cuenta es el momento de realizar el viaje. Si el comprador pretende evitar los precios altos, es aconsejable que no escoja las temporadas de alta ocupación así como los días de la semana con mayor trasiego. Por ejemplo, pagará menos si viaja el domingo por la mañana.
¿Cómo poner precios con meses de antelación?
Una de las peculiaridades en el mercado de las aerolíneas es la necesidad de poner precios a un servicio cuya oferta y demanda es solo una previsión. De este modo, el consumidor puede adquirir un asiento en un avión que no despegará hasta dentro de varios meses pero que, sin embargo, ya tiene su precio.
La dinámica tradicional de las compañías aéreas, según Iberia, ha pasado por la creación de un departamento conocido como ‘Revenue management’ que se encarga de «la gestión de precios y espacios de los aviones».
A través de complejos programas informáticos (un software específico para las compañías) en los que se introducen una serie de variables «como capacidad, tipo de avión, frecuencias, demanda histórica, anticipación de compra…» es posible hacer una «optimización para decidir qué precio ofrece para la petición que está haciendo en ese momento un cliente final o agencia de viajes».
Programas informáticos y un equipo humano trabajan para establecer precios futuros
No obstante, es necesaria la intervención del equipo humano para introducir correcciones a las estimaciones informáticas, «como puede ser, entre otros motivos, cambios de demanda no previstos». Los festivos que cambian de fecha, eventos o cenizas volcánicas que cierren parte del espacio aéreo son algunos de los ejemplos que menciona Iberia.
Según fuentes del sector, algunas compañías que operan en España realizan cálculos semanales a través de dicho programa y comparan las estimaciones con los movimientos de la competencia. Asimismo, realizan una comparación con el nivel de ocupación que existe.
Algunas aerolíneas internacionales se valen de la anticipación del resto de mercados en los que operan, y que compran con ocho o nueve meses de margen, para prever el comportamiento de los consumidores españoles. Las reservas de grupo también ayudan a hacer una estimación de las plazas disponibles.
Fuente: Elmundo.es (25/8/13)
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