Trucar el kilometraje es relativamente fácil, aunque hacerlo sin dejar una sola evidencia, no lo es tanto.
Trucar el cuentakilómetros de un vehículo es una operación muy sencilla puesto que, en la mayoría de los coches que emplean uno digital, ésto puede hacerse conectándose al puerto OBD del coche para ‘teclear’ la cifra deseada -hay talleres pirata que lo hacen por unos 150 euros-. Información facilitada por Autofácil.es.
Eso sí, lo que ya no es tan fácil es acabar con todas las pruebas que demuestran la estafa, de manera que existen coches de segunda mano a los que se les ha manipulado el cuentakilómetros de forma chapucera -por lo tanto, es fácil descubrirlo- y usados a los que se lo han hecho de forma meticulosa -si esto sucede, por desgracia es literalmente imposible demostrar el ‘timo’-.
Pero, como lo más común es que algunos síntomas permanezcan, aquí te explicamos cuáles son esos indicios que delatan que un coche tiene el cuentakilómetros trucado.
Cómo detectarlo a simple vista
Desgaste
Las partes del vehículo en las que es más fácil evidenciar que el kilometraje está trucado están en el habitáculo y son el asiento del conductor, el volante, la palanca de cambio, las alfombrilla o los botones del equipo de sonido, de los elevalunas y del climatizador. Si vieses que el desgaste de alguna de estas piezas no se corresponde con el kilometraje del cuadro de mandos -por ejemplo, no sería normal que la parte lateral izquierda del asiento del conductor esté raída si el coche tiene 70.000 km-, resultaría bastante obvio que ha sido manipulado. En los coches viejos… Si el vehículo que te interesa comprar está fabricado antes del año 2000, puede ser que equipe un cuadro de mandos con cuentakilómetros analógico. En estos casos, la forma de trucarlo es desmontándolo y manipulando la cifra de forma manual. Inspecciona que los tornillos que sujetan el cuadro de mandos no tienen la pintura saltada y que los plásticos que lo recubren están bien encajados. De lo contrario, podría tratarse de un indicio de trucaje.
Prueba en carretera
Cuando conduzcas el coche, debes intentar reparar en si su desgaste se corresponde con el kilometraje que marca. Así, por ejemplo, un vehículo con 60.000 km no debería tener holguras anormales en la palanca de cambio ni en la dirección. Tampoco tendrían que presentarse chasquidos en la suspensión ni ruidos o silbidos en los rodamientos de las ruedas o en las gomas de las ventanillas.
Investigue
En el libro de mantenimiento se anotan los kilómetros del coche en cada revisión. Si el vendedor no te aporta dicho libro, no hay constancia real de que los kilómetros sean los que marca el cuadro. Si no tienes acceso a ese documento, es interesante que te informes de si el coche ha acudido en alguna ocasión a algún taller oficial: de ser así, averigua a cuál y llama por teléfono para preguntar el kilometraje del vehículo cuando fue registrado allí, ya que así podrás cotejarlo con la realidad. Asimismo, desde el pasado 1 de enero, las estaciones de ITV están obligadas a anotar el kilometraje de cada vehículo que inspeccionan. De tal manera, si el coche usado que pretendes comprar ha pasado la última revisión de ITV después de esa fecha, llama a la estación que la efectuó para consultar cuántos kilómetros tenía el automóvil cuando acudió. De hecho, el libro de mantenimiento y los datos de la ITV son la única forma verdaderamente empírica de comprobar si ha existido estafa.
Otras facturas
Cualquier comprobante de reparación o mantenimiento que el dueño posea, suele tener inscrito el kilometraje del coche. Revisa que ‘cuadre’ con la fecha en la que tuvo lugar. Cómo lo detectará un mecánico Piezas desgaste Para un mecánico, resulta sencillo estimar, de forma muy rápida, cuántos kilómetros han sido usados algunos elementos, como las pastillas y discos de freno, el sistema de escape y así comprobar si coincide con los kilómetros que marca el cuentakilómetros.
Bajos del vehículo
Podrán ver fugas de líquidos, secuelas de accidentes, estado de rótulas y suspensiones, de los frenos, del escape… También se puede comprobar si los kilómetros se corresponden con la realidad, si se han utilizado piezas de desguace… Si sospecha, invierta unos 35 euros Una inspección más a fondo por parte de un mecánico puede resultar reveladora y merece la pena para salir de dudas-. En apenas media hora de trabajo -unos 35 euros-, el mecánico puede valorar el estado de los amortiguadores y dirección, del catalizador, de la correa de distribución -si es que el coche lleva-, de la compresión de los cilindros así como observar si algunos elementos han sido reemplazados o no -por ejemplo los filtros, mirando de qué marca son- y cotejarlo con el kilometraje que se le presupone al coche.
Mediante la electrónica
La verdadera ‘chivata’ Hoy en día, todos los coches cuentan con centralitas que registran cientos de parámetros. Así, si en un taller acceden al registro de las centralitas a través de un ordenador, podrán advertir si el kilometraje ha sido trucado. En algunos casos, se puede comprobar cuántas veces se ha encendido el testigo de avería, cuántas se ha realizado un chequeo en un taller oficial… y, por supuesto, cuál es el kilometraje real del vehículo. Todo eso puede cotejarse con la cifra que marca el cuentakilómetros y descubrir la estafa, a no ser que la quien haya trucado el cuentakilómetros haya borrado esos registros.
Huellas del delito
Para alterar el kilometraje, es necesario pasar por diferentes gateways -pasarelas- de las centralitas. Si la persona que lo hace no se preocupa de borrar las pruebas al terminar -deja todos los archivos y gateways tal y como estaban al principio-, en un taller podrían descubrir si alguien ya ha pasado.
Fuente: Eleconomista.es (22/8/14)
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