Con una buena cartera de clientes y un grupo de chat con colegas de otras compañías, es posible ganar 99.000 dólares (unos 78.000 euros) en 15 segundos en el mercado de divisas. Así lo demostró Citigroup, según la Financial Conduct Authority (FCA), la autoridad supervisora británica. El banco, que ha aceptado pagar una multa de 668 millones de dólares (535 millones de euros), es una de las cinco entidades —junto a JP Morgan, UBS, RBS y HSBC— condenadas después de una investigación sobre prácticas con las que estas compañías manipulaban los tipos de cambio de las divisas al fijar las referencias.
El método
– Los operadores de los bancos se comunican entre sí las órdenes de sus clientes.
– Como el banco gana si vende a su cliente por encima del precio al que ha comprado, el plan consiste en mover hacia arriba el índice de referencia.
– Para ello traspasa a una entidad todas las órdenes para un momento determinado.
– Citigroup dio cuatro órdenes de compra 15 segundos antes de la hora en que cambia el índice, influido por sus operaciones.
El de divisas es uno de los mercados financieros más grandes del mundo: mueve cerca de cinco billones de dólares al día, cien veces más, por ejemplo, que la bolsa de Nueva York. Aquí las transacciones entre las principales divisas se realizan atendiendo a tipos de cambio de referencia que se fijan en determinados momentos del día. Se fija dos índices, uno para comprar y otro para vender, que van cambiando a lo largo del día. Los clientes dan órdenes a sus bancos de adquirir o traspasar grandes volúmenes de divisas a dichos índices de referencia, que en el momento de la orden no son conocidos, con lo que la compañía asume el consiguiente riesgo.
Pero estas referencias, cuando el volumen que se maneja es muy grande y cuando se comparte información confidencial con otros agentes, pueden ser manipuladas. Es lo que hizo Citigroup, según la FCA, en 15 segundos de un día en que el banco británico alteró el tipo de cambio de referencia del euro con el dólar. La autoridad contó ayer este caso como ejemplo. Aquel día Citigroup tenía órdenes de compra por 200 millones de euros al precio del índice ECB fix —uno de los más utilizados— que consiste en una fotografía del mercado en un instante determinado del día: las 13.15 GMT. El banco gana si vende a su cliente por encima del precio al que el banco ha comprado: por tanto, obtendría un beneficio si lograba mover hacia arriba el índice de referencia.
Los operadores comparten las claves de la transacción a través de un chat
Para mover hacia arriba el índice, los brókers del banco utilizaban chats con agentes de otras firmas. Estos grupos de conversación, a los que daban nombres como El Equipo A o Los Tres Mosqueteros, les permitían sumar sus respectivas órdenes de compra confidenciales en los momentos previos a la fijación del índice. Compraban las órdenes de los otros agentes y, si acumulaban un volumen suficiente y jugaban bien con él, lograban tirar del índice hacia arriba. Entonces la firma vendía a su cliente al precio fijado del índice, que es superior al que acababa de pagar el banco, obteniendo así un beneficio.
Aquel día, además de Citi, había otros cuatro miembros en el chat. La firma A tenía que vender 47 millones. La firma B debía comprar 26 millones, pero ofrece transferir su orden de compra a Citi, con lo que esta aumenta el volumen que va a comprar: cuanto más tienes para comprar, mayor es tu capacidad de influencia en el índice de referencia. La firma A dice en el chat que ha transferido sus órdenes de venta a un tercero: «Tienes pista libre para machacar», escribe el agente en el chat. Son ejemplos de lo que se conoce como «construir» o «dejar la munición»: sumar órdenes en el mismo sentido o transferir a terceras personas fuera del chat las órdenes en sentido contrario del movimiento deseado en el índice. Esto mantiene el volumen de órdenes en la dirección deseada en manos de los agentes del chat. La firma C tiene órdenes de venta por 39 millones, y ofrece cambiarlas. Es decir, venderlas a un tercero de fuera del chat. «Tienes vía libre», teclea en el chat: ya puede hacer su oferta de compra sin que nadie empuje el precio hacia abajo. La firma D también quiere comprar. «Puedes tener nuestras órdenes o puedo ayudar», dice en el chat. Y entonces transfiere también su orden de compra a Citigroup.
Al final, Citigroup aumentó su volumen de compra hasta los 542 millones de euros (el 73% del total de transacciones en ese momento) y, con él, su capacidad de influir en el índice. Y llegamos a los 15 segundos previos a las 13.15 del día en cuestión. Entre las 13.14:45 y las 13.15 Citigroup coloca cuatro órdenes de compra de euros. Cada orden es mayor que la anterior en volumen y en precio, siempre con precios superiores al que ofrecen los vendedores. A las 13.14:45 coloca una orden de compra de 25 millones. A las 13.14:50, una de 50 millones. A las 13.14:55, 100 millones. Y tres segundos antes de las 13.15, compra 400 millones, a 1,5 puntos por encima de la oferta prevalente. Tras cada orden, el precio de venta sube. Al final, sube de 1,3214 a 1,3222 en 15 segundos.
Todo un alarde de ingeniería financiera que fue recibida con elogios en el chat. «Impresionante», decía un agente. «Adorable», opinaba otro. «Eso no es algo que se pueda enseñar», añadía un tercero. «Sí, funcionó bien», respondía el bróker de Citigroup, que acababa de manipular el tipo de cambio entre el dólar y el euro, gracias al uso de información privilegiada, ganando 99.000 dólares en 15 segundos.
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