Semanas antes de la llegada del verano, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó un estudio sobre las mejores cremas antiarrugas del mercado. El documento analizaba las prestaciones y el precio de cada una de las 14 marcas que fueron estudiadas. La ganadora, contra todo pronóstico, fue la más barata, Cien Q 10, que se vende únicamente en Lidl.
Aquel estudio provocó una fiebre por la crema que todavía hoy permanece. Se ha convertido en tema de conversación y materia de debate en multitud de blogs de cosmética. Además, sus ventas han ido más allá de lo esperado. El cosmético desapareció de los estantes de la cadena alemana de distribución. La compañía decidió el 24 de julio renovar su stock con 200.000 unidades, lo que vendía durante un año antes del informe. Se liquidó en unos pocos días, como ya había ocurrido el mes anterior. Cada vez que se repone, desaparece. El aval del estudio de la OCU y su precio (2,99 eurospor envase) han hecho que se ponga de moda y dispare su demanda.
El análisis de la asociación de usuarios, en el que participaron 995 mujeres de entre 31 y 70 años, enfrentaba a la crema con la de otras firmas ya establecidas como Eucerin, L’Oreal o Nivea. Algunas, como la de Lancôme, se venden incluso por un precio 32 veces mayor. En este sentido, la organización afirma que “hay que desterrar la idea de que los precios elevados son indicativos de una mayor eficacia”.
La crema, que está elaborada por los laboratorios alemanes Win Cosmetic, se ha convertido en un tratamiento estrella. La cadena de supermercados asume que este crecimiento desmesurado en las ventas se debe al informe pero afirma que “está consolidándose como marca de referencia en cosmética”. Actualmente, no está disponible en sus estanterías, pero esperan reponerlo en noviembre, aunque no facilitan una fecha.
La defensora de los consumidores aclara en el estudio que ninguno de los productos, ni siquiera Cien Q10, “hace milagros” y que los resultados no son visibles al ojo humano, aunque sí se puedan apreciar en laboratorio. Explican que estas cremas solo hacen efecto en las capas más superficiales de la piel. La OCU afirma que, frente a las evidencias científicas, la percepción subjetiva de las encuestas sí está de parte de las marcas.
A pesar de ser la mejor parada del mercado para la OCU, la nota no pasa del 64 sobre 100. Y es que la organización critica la “literatura exagerada” que tienen estas cremas para los “resultados discretos” que ofrecen a las usuarias. Afirma que expresiones como “hipoalergénico”, “dermatológicamente testado” o “sin parabenes, es mejor no tenerlas en cuenta porque “cada fabricante las aplica según su criterio y como reclamo”. Algunos de los ingredientes que se presentan en los envases pueden incluso tener efectos adversos, como el retinol, que puede provocar irritación en la piel.
El estudio, realizado entre octubre de 2013 y enero de este año, también alaba de Cien Q10 que tenga el precio fijado ya que el resto varía según donde se adquiera. La OCU alerta de que buscar un establecimiento barato puede ahorrar hasta 40 euros a los usuarios.
La subida en ventas que ha tenido recuerda a otros “productos milagro” que realmente no eran lo que prometían. En este caso, las asociaciones de dermatólogos, como la AEDV, prefieren no comentar sobre la crema al ser consultados, por considerar que se trata de cosméticos y no de tratamientos dermatológicoss.
Mientras tanto, la cadena alemana se muestra satisfecha con lo que entienden que es una oportunidad para que “se conozcan por primera vez la calidad de nuestros productos cosméticos”. Confían en que “las ventas continúen creciendo a medio y largo plazo”.
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