Sacar la mano por la ventanilla del coche y notar cómo golpea el viento de frente. Sí, todos lo hemos hecho alguna vez. Es un movimiento tan inocente que nadie se había parado a pensar que, tras él, podría estar la próxima revolución del mundo de la logística. Hasta ahora. Abdon Estefan y Mauricio Vargas, dos ingenieros colombianos con nacionalidad española, han lanzado un prototipo que aprovecha toda esa energía eólica para aligerar el peso de la carga de camiones. Según sus cálculos, pueden conseguir un ahorro de hasta el 25% en combustible. Si nada se tuerce, su dispositivo se empezará a comercializar a principios de 2023 en España y Canadá.
La idea surgió al reflexionar sobre el funcionamiento de la sugestión de los aviones. «Apenas embiste una masa de aire y el que va por encima tiene que ir más rápido que el que pasa por debajo, sosteniendo el avión», cuenta Estefan, director general de esta firma, llamada Eco Eolic Top System, en conversación con este periódico. «A partir de ahí empezamos a tener ideas y vimos que todo el transporte terrestre y marítimo embiste una masa de aire, pero no aprovechan esa energía eólica. De ahí nació la idea». Aquello fue en 2016 y desde entonces han estado trabajando en este modelo, llamado Run&Save.
«Conozco de primera mano el consumo de combustible y todos los costes asociados al transporte», enfatiza Vargas, su socio y jefe de tecnología, que antes era responsable de logística en una empresa que manejaba 400 vehículos. En todo este tiempo, han ido puliendo sus ideas, haciendo todo tipo de pruebas y, lo más importante en estos casos, registrando patentes para evitar que alguien se quede con su idea. «Éramos los únicos que teníamos una tecnología así, otros usaban algunas similares, pero no lograban la misma eficiencia que nosotros, y ahí vimos que el proyecto tenía un gran futuro. Ahora mismo tenemos patentes en el 90% del mercado disponible global». Entre ellas, las de la Unión Europea y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), la más importante.
Así consigue recuperar la energía desperdiciada
El hallazgo consiste en usar la fuerza cinética —aquella que se genera con el movimiento de un cuerpo— para aligerar la carga, aunque la masa que transporte siga siendo la misma. «Hacemos que el viento en contra se use para ir en favor, porque toda la energía que se genera alrededor del vehículo se desperdicia, pero nosotros la recolectamos para generar efectos positivos en el vehículo», resume Vargas.
Todo eso lo hace Run&Save, que por ahora está concebido como un dispositivo externo que se implanta en vehículos ya existentes, por lo que cuenta con un sistema de estabilización para evitar sustos y un ligero refuerzo de la estructura del vehículo para evitar desprendimientos. Según los fundadores, se tarda alrededor de una hora en instalarlo. No obstante, las claves para que Run&Save funcione en condiciones óptimas no están únicamente en su diseño. De hecho, el vehículo debe ir a una velocidad que oscile entre los 80 y los 120 kilómetros por hora para alcanzar sus mejores resultados. Y, claro, a más viento en contra, mayor energía para aligerar la carga.
Más allá del ahorro de combustible y la correspondiente reducción de emisiones, que claramente son sus puntos estrella, estos ingenieros destacan otros aspectos clave. Por ejemplo, el ahorro de neumáticos y otras piezas de los camiones, pero también otra serie de externalidades, como el menor desgaste de carreteras y autovías.
Por ahora, el precio de venta al público de Run&Save oscila entre 12.000 y 15.000 euros, cantidad que depende del tamaño del camión. Aunque es el único automóvil para el que se ha preparado por ahora, la idea de esta empresa pasa porque también lo puedan implantar furgonetas y otros transportes terrestres, incluido el tren.
El golpe de gracia de la idea
El hallazgo de Eco Eolic Top System va a llegar en un contexto difícilmente mejorable para su cometido, donde la resaca pandémica y la guerra de Ucrania han marcado cuestiones como el encarecimiento de combustibles o los problemas en las cadenas de suministro. «El impacto ecológico al que podemos llegar es gigante y los transportes son un mercado muy competitivo, sobre todo el nicho de los camiones», expresan los fundadores, a la par que subrayan que el ahorro será independiente de si se usa gasolina o electricidad. «Los vehículos eléctricos también contaminan de un modo u otro», recuerdan.
La firma, que ahora ha sido seleccionada como finalista de los eAwards de España —organizados por la fundación de la consultora NTT Data— tiene previsto incorporar sus prototipos dentro de poco. Durante este verano, está haciendo pruebas de homologación y certificación de producto, uno de los últimos pasos para lanzarse al mercado. «Estamos hablando con distintas compañías españolas de transporte y se ha suscitado el suficiente interés para poder arrancar pronto. Vamos a comenzar la producción de unidades el año que viene», confirman estos empresarios.
Hasta ahora, la aventura está siendo financiada únicamente con recursos propios. De hecho, Estefan es un empresario conocido en el sector turístico de América Latina, habiendo sido director de varios complejos World Trade Center y propietario de la cadena Hoteles Royal, aunque hace años la vendió a NH.
En cualquier caso, no descartan buscar algún socio estratégico para expandirse a nivel internacional. «En cinco años, queremos alcanzar el millón de unidades vendidas en todo el mundo», inciden los responsables de la compañía, que cuenta con una decena de empleados y solo está presente en España y Canadá. Más allá de los vínculos sentimentales, tienen claro cuál ha sido uno de los motivos para empezar a abrir mercado aquí. «España tiene los mejores centros de homologación y es parte de la Unión Europea, que es quien manda para dirigir la normativa internacional en el desarrollo de cualquier tecnología aerodinámica», explican.
No es el único objetivo que tienen de cara al futuro próximo. El hecho de que Run&Save se implante a vehículos ya fabricados es un modelo temporal hasta que llega algo más ambicioso. «Nuestro objetivo a medio plazo es trabajar con los grandes fabricantes y poder integrar nuestra tecnología desde el inicio», cuentan antes de soltar un chascarrillo sobre lo que está por venir. «En 2023 volarán los camiones, pero no se elevarán».
Fuente: elconfidencial.com (9/7/22) pixabay.com