Bienvenidos a San José, la ciudad con más sueldos por encima del medio millón de dólares

Ganar medio millón de dólares al año ha dejado de ser una anomalía en Estados Unidos. Uno de cada 127 puestos de empleo en la primera potencia mundial ofrece esa cantidad o más, de acuerdo a un estudio de la firma ADP, lo que sitúa en ese club a más de un millón de personas, cuatro veces más que la población de La Coruña. En España, por contraste, tan solo el 0,63% de la población gana más de 150.000 euros anuales -unas 159.000 personas- y tan solo el 0,07% ingresa más de 600.000 euros, de acuerdo a datos de la Agencia Tributaria.

La explicación a esa normalización de un salario aún considerado astronómico para una inmensa mayoría de la población mundial está en la tecnología. Y más concretamente, en la revolución que se ha gestado en Silicon Valley y el área de la bahía de San Francisco en las dos últimas décadas. La proliferación de gigantes como Apple, Tesla, Meta, Google o Netflix han vuelto moneda común esa clase de remuneración. Según los datos de ADP, San José, California, lidera la lista de las ciudades donde más personas cobran al menos 500.000 dólares al año -más del 2% de la población- y de los que perciben dos millones de dólares o más cada 12 meses, un 0,15%.

La segunda en discordia es Austin, la capital texana que con el tiempo se ha ido convirtiendo en un centro tecnológico alternativo a Silicon Valley, seguida de Nueva York, aún la capital financiera a nivel mundial. Pero incluso en ciudades como Indianapolis, Memphis o Cleveland aspirar a esos salarios no resulta una odisea. Cada vez son más abundantes. Mucho han tenido que ver la pandemia y el teletrabajo, que ha posibilitado que esos salarios se trasladen a pequeñas urbes y a zonas rurales donde antes eran impensables.

El informe considera que «la remuneración de los talentos tecnológicos estrella no es el único factor en juego» en Silicon Valley. El coste de la vivienda local desempeña un papel fundamental a la hora de determinar quién puede permitirse vivir en un lugar determinado, y en ningún otro lugar este factor es más importante que en el área de la Bahía. Décadas de precios de la vivienda en alza han dejado fuera a los residentes de ingresos bajos y medios y han desalentado a posibles nuevos candidatos. Como resultado, las personas con ingresos altos representan una proporción mayor de la población de lo que serían de otro modo».

Eso en un país donde la media gana un poco menos de 60.000 dólares al año y donde la inflación ha hecho mella en el poder adquisitivo de la ciudadanía. Según las cifras de BankRate, el precio de la canasta familiar ha aumentado un 22% desde 2020 en EEUU, lo que explica, en gran medida, el cambio de percepción de los estadounidenses sobre lo que significa ser ricos. Si en 2023 el salario que se consideraba que daba estabilidad financiera estaba en los 483.000 dólares por hogar, hoy ha subido hasta los 520.000 dólares.

El análisis de ADP coincide con otro casi de carácter antropológico de Empower y tiene que ver con la percepción de riqueza entre las viejas y las nuevas generaciones de americanos. Si para los baby boomers -los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial- el concepto de riqueza está en unos 99.000 dólares al año, la generación Z -aquellos nacidos entre 1997 y 2012- necesitan ingresar 587.000 cada 12 meses para sentirse realizados económicamente. Consideran, además, que hay que haber acumulado un patrimonio de casi 10 millones de dólares para entrar en el club de los ricos, casi el doble que la media de los estadounidenses.

Ya en términos de felicidad absoluta, que al final es de lo que se trata, solo un 27% del los encuestados por Empower cree que el capital acumulado es el principal indicador del éxito. El 59% se inclina por la posibilidad de poder comprar cosas y experiencias, como viajes, conciertos y cenas con amigos, seguido por un 35% que se decanta por el tiempo libre como el verdadero lujo.

Fuente: elmundo.es (6/1/25) pixabay.com

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