Sin hacer mucho ruido Angola ha ido expandiendo su poder sobre Portugal, de la que fuera colonia hasta 1975. En los últimos años han crecido las inversiones de sus empresas en territorio luso y cada vez son más los sectores en los que están presentes. Principalmente en banca, energía, telecomunicaciones, medios de comunicación social y construcción civil. El negocio más reciente ha sido el del empresario angoleño Antonio Mesquita, quien en el mes de agosto llegó un acuerdo con la constructora lusa Soares da Costa. A cambio de 70 millones de euros para aumento de capital controlará el 66,7% de la sociedad, operación que fe ratificada en asamblea general de accionistas el pasado 23 de septiembre.
La inversión directa de Angola en Portugal fue de 341,1 millones de euros el año pasado, cuando en 2008 fue de casi 50 millones. Un aumento considerable que responde al refuerzo de los intercambios comerciales entre los dos países. En el libro «El poder angoleño en Portugal», que acaba de publicar Celso Filipe, subdirector de «Jornal de Negocios», la presencia de Angola en Portugal tiene un precio próximo a los 6.000 millones de euros. Una inversión que, para el autor, está incentivada por las autoridades portuguesas. «Desde el punto de vista político y diplomático se han facilitado siempre las puertas a la inversión angoleña, que cuenta con este respaldo para continuar entrando en Portugal», explica Filipe, que considera que la muerte de Jonas Savimbi (2002), líder da UNITA, fue el momento de arranque de la economía angoleña, alimentada en un 61% por el petróleo.
Su presidente, José Eduardo dos Santos, es quien condiciona todas las decisiones de inversión en el extranjero y cuenta con un pequeño círculo de confianza que lo componen su hija primogénita, Isabel dos Santos, el vicepresidente y expresidente de Sonangol, Manuel Vicente, y el ministro de Estado y jefe de la casa militar, Kopelipa. Su hijo José Filomeno, presidente del Fondo Soberano de Angola, está entrando también en dicho círculo y tiene claras ambiciones políticas.
Principales negocios
Al hablar del capital angoleño en las empresas lusas se acostumbra a diferenciar entre las que cotizan en Bolsa y las que no. Entre las primeras está ZON, con el 29% del capital en manos de la primogénita del presidente, que también tiene el 19,5% de BPI, siendo la segunda mayor accionista por detrás de La Caixa. Además, la petrolífera Sonangol compró en 2008 el 9,99% de BCP y ahora posee el 19,44%. El holding Esperaza, controlado por Sonangol e Isabel dos Santos, es dueño de Amorim Energía, empresa que a su vez posee el 38,34% de la petrolera lusa Galp. En Cofina, una de las principales del sector de los medios de comunicación, los angoleños de Newshold tienen el 15%.
Entre las empresas no cotizadas en bolsa se encuentran el banco BIC, con el 25% del capital en posesión de Isabel dos Santos; un holding de EDP, cuyo 70% controlan Sonangol, BPA y Finicapital, o Controlinveste, del que Antonio Mostquito atesoro algo más del 50% de las acciones. Además, el banco BIC fue quien compró el nacionalizado BPN por 40 millones de euros en 2011.
Sociedades luso-angoleñas
Las sociedades conjuntas entre empresas angoleñas y portuguesas son cada vez más numerosas. Mota-Engil opera en Angola desde hace más de 60 años y un par de ejercicios atrás se constituyó Mota-Engil Angola, fruto de la alianza entre la constructora lusa (con el 51% del capital) y un consorcio angoleño liderado por la petrolífera Sonangol. Dicha empresa ya ha mostrado interés por entrar en el capital de Galp y en las próximas privatizaciones de la economía portuguesa.
No deja de ser curioso que hace unos meses el «Jornal de Angola», en su editorial, defendió el fin de las inversiones en Portugal porque todavía «no es de confianza». En dicha publicación alegan que las inversiones angoleñas no son bien vistas por los portugueses porque cada vez que se produce una inversión se lanzan «calumnias sobre el comprador y envenena los posibles negocios con intrigas y desconfianzas inaceptables».
Pero la realidad es que Portugal necesita el capital angoleño para su recuperación y Angola quiere y puede comprar en Portugal. No solo las empresas, sino también los angoleños que visitan el país y que se gastan muchos miles de euros en las tiendas de lujo.
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