Osasuna, que en la última jornada ingresó en taquilla la mitad de lo que le cuesta acoger un partido, simboliza los problemas de los clubes modestos para atraer nuevos aficionados.
Puede que sea por la crisis económica, el precio de las entradas, los horarios impuestos por la televisión, la política de captación de socios o por una mezcla de todo ello, pero hay datos que hacen saltar las alarmas sobre la bonanza de la Liga de las Estrellas. Como que Osasuna solo recaudó 5.310 euros la última jornada, cuando abrir el campo le cuesta al menos 10.000 euros. Osasuna recibió el viernes a las 21.00 al Elche, un partido televisado y que coincidió con la semifinal España-Francia del Eurobasket.
No es que El Sadar estuviera vacío. 13.580 espectadores acudieron al partido, aunque se trataba en su gran mayoría de socios que han pagado el abono para toda la temporada, por lo que no pasan por taquilla. Para el resto, el precio más barato estaba en 40 euros (si todos los que pagaron el viernes eligieron esta opción serían 133 espectadores). “Otros años teníamos una asistencia media de entre 15.000 y 16.000 personas, pero este curso hemos bajado. La crisis afecta”, explica el gerente del club, Ángel Luis Vizcay.
A la anterior cita en El Sadar, con el Villarreal, acudieron al estadio 12.474 aficionados. Uno de los peores registros de asistencia en Primera en la historia del club. El ingreso en taquilla fue de tan solo 5.380 euros. Y en el estreno del curso, con el Granada como huésped, los 13.500 espectadores dejaron 12.835 euros en las arcas. Lo justo para pagar el recibo de la luz, la nómina de los empleados y la puesta en marcha del recinto. Con una asistencia similar, ese día la recaudación fue mayor porque fallaron más socios y se vendieron más entradas en taquilla, explican en el club.
“Abrir el estadio nos cuesta entre 10.000 y 12.000 euros. Ahí se incluyen los gastos generales de luz, personal de seguridad y controladores de tornos”, detalla el directivo. En total, un dispositivo de unos 125 trabajadores, a los que hay que agregar efectivos médicos y policiales que no tienen coste para el club, que no baraja reducir el precio de las entradas.
“Cada partido fallan unos 1.000 socios [Osasuna tiene 13.500]. El tema es que este año hemos puesto unos abonos muy baratos, los hemos reducido un 15% [cuestan de los 60 euros, para un niño a los 732 en un palco de Preferencia] y hemos dado más facilidades a familias. Entendemos que a aquellos que quieren ir a un partido concreto deben rascarse el bolsillo”, expone Vizcay, que apunta además al peaje televisivo; “los horarios no acompañan y dos de los partidos han sido en agosto. Entendemos al aficionado, pero hoy día la tele manda y no nos queda otra que pasar por el aro”. Osasuna tiene un presupuesto de 29 millones de euros de los que 21 proceden de televisión.
A las cadenas les interesa dar todos los partidos, así que las jornadas se alargan hasta cuatro días —ayer acabó la quinta y hoy empieza la sexta— y hasta entrada la noche (incluso a las 23.00).
En la Liga de Fútbol Profesional no dan los datos de recaudación y consideran prematuro sacar conclusiones. Su presidente, Javier Tebas, sin embargo, se mostraba optimista hace unos días: la asistencia se ha incrementado más de un 5% en la Liga BBVA (la pasada temporada descendió, un 2,2%). Pero son conscientes de que hay estadios que se llenan con más facilidad, como saben que la clase media sufre cada vez más para rentabilizar el campeonato. El último curso los clubes a los que más les costó atraer espectadores fueron Osasuna, Mallorca, Rayo y Getafe. La gran mayoría de los espectadores de la Liga BBVA son abonados y solo un 22,2% pasa por taquilla, según los últimos datos oficiales de la temporada 2011-2012.
Pese a que cada vez se ve más cemento en los graderíos, la apuesta de Osasuna es clara: reforzar el sentimiento de pertenencia a la entidad. “Luego llegará el Madrid o el Barcelona y habrá tortas por las entradas. El que quiera verlos, que se haga socio. El que no lo sea y quiera ver a Cristiano y a Messi, que pague una buena cantidad”, remata Vizcay. Y lo acusa la taquilla.
Fuente: Elpais.es (23/9/13)
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