Se llama James Howells y vive en Newport, en Gales del Sur. Minó 7.500 bitcoins en apenas una semana cuando nadie lo hacía, pero luego se olvidó de aquello y el disco duro en el que los guardaba acabó en un vertedero.
Ahora Howells lleva años tratando de encontrar ese disco duro, que en estos momentos tendría un valor de más de 315 millones de euros si logra localizarlo y recuperar los datos. Ha dejado su trabajo para dedicarse a ello, pero el ayuntamiento de su ciudad no le deja buscarlo: dicen que remover el vertedero en el que supuestamente está podría causar daños medioambientales.
Cuando tu vida se convierte en una misión para encontrar un disco duro perdido
La historia de esta tragedia —hay otras similares— la narran estupendamente en The New Yorker, donde revelan cómo Howells pronto se dio cuenta de su error. Trató entonces de iniciar la búsqueda del disco duro, y eso ha acabado convirtiéndose en su particular obsesión.
La agonía de Howells crecía con la misma rapidez que el valor de aquel disco duro, que ya valía cinco millones de euros cuando comenzó la búsqueda. Inicialmente se le cayó el alma al suelo: la basura en aquel lugar ocupaba un área similar a la que ocuparían quince campos de fútbol.
Sin embargo poco después contactó con el responsable del vertedero, y éste le dio esperanzas: el vertedero no se va llenando de basura así como así: hay un orden en el caos. Era factible localizar la zona en la que podía haberse tirado el disco duro —de unos 250 metros cuadrados—, y lo único que necesitaba era el permiso del ayuntamiento para comenzar a hurgar en el vertedero.
Hay dudas sobre si la historia de cómo minó Howells los bitcoins —demasiado rápido, según algunos críticos—, pero lo cierto es que él seguía sin poder buscar el disco en el vertedero porque no le daban permiso. Contactó con su representante en el Parlamento Galés, en Cardiff, y con el Parlamento Británico en Londres. Contactó con inversores e incluso llegó a un acuerdo con dos empresarios que accedieron a financiar la operación de recuperación del disco: Howells se quedaría con una tercera parte de lo que lograran recuperar.
Acabó ofreciéndole al ayuntamiento de Newport un 25% de lo que se encontrara para que se pudiera usar para la recuperación de los daños económicos de la COVID-19, pero ni por esas: el ayuntamiento no aceptó.
Creó una presentación con todos los detalles y estimó que la búsqueda costaría unos cinco millones de libras, pero podía haber margen para lograr mayor financiación. Con un equipo de 25 personas podría completar la operación de búsqueda en el área designada en menos de un año.
El ayuntamiento sigue negándose a dar permiso para la operación. Los responsables de gobierno aseguran que el proyecto es demasiado incierto y demasiado arriesgado para el medioambiente. Y ahí siguen, quizás, esos 7.500 bitcoins. Perdidos como tantos otros.
Fuente: xataka.com (14/12/21) pixbay.com