Hace dos semanas, Juan Antonio Cabrero, presidente de la Peña Sport de Tafalla, un equipo de fútbol de Segunda B, recibió una llamada de la SGAE. Desde la asociación que protege los derechos de los autores le informaban de que, si querían que sonara en el estadio música de sus asociados, tendrían que pagar una cuota.
En aquella conversación no llegó a hablarse de una cantidad concreta, pero, según informa a Verne la SGAE, el coste de la licencia para emitir su música en este caso sería de 109 euros + IVA por partido.
Lo curioso del caso es que entre los asociados a la SGAE están los herederos del compositor José Menéndez, autor del himno, lo que obligaría al pago de esa cantidad por la reproducción de la composición. Y lo que resulta aún más paradójico es que José Menéndez, que murió en 1988, además de compositor, fue jugador, entrenador y directivo de la Peña Sport de Tafalla.
Jesús Menéndez, hijo del compositor, se enteró de la reclamación a través del equipo de fútbol, ya que la SGAE no se dirigió a él en ningún momento. Según ha contado el propio Menéndez a Verne, está dispuesto a ceder los derechos al club.
Así se lo ha hecho saber también a un representante de la SGAE en una conversación telefónica, según su testimonio. Sin embargo, en la SGAE aseguran no tener constancia de que los herederos hayan manifestado su voluntad de ceder los derechos, aunque también reconocen que estarían abiertos al diálogo.
Jesús Menéndez, hijo del compositor, decidió registrar en la SGAE las cerca de 200 composiciones de su padre para preservar su legado, ya que nadie lo había hecho con anterioridad. Pero niega que lo hiciese por cuestiones económicas. Menéndez recibe dinero todos los años, aunque asegura que se trata de una cantidad más bien simbólica al tratarse de un compositor especializado en música folclórica.
Partidos en silencio
En su partido del pasado domingo, los jugadores de la Peña Sport saltaron al césped en silencio, cosa que nadie recuerda desde que en los años setenta se adoptara el himno de José Menéndez.
Juan Antonio Cabrero, el presidente del equipo, confiesa que si les siguen reclamando el pago de esa cuota tendrán que dejar de reproducirlo. Algunos aficionados, más combativos, aseguran que lo contarán a pleno pulmón si hace falta.
El importe total por una temporada, que consta de 19 partidos en el campo local, ascendería a 2.071 euros + IVA, una cantidad considerable para un equipo que cuenta con 170.000 euros de presupuesto anual, según el presidente del equipo de fútbol. Pero, sobre todo, desde el club no se explican que la SGAE reclame por unos derechos que los herederos están dispuestos a ceder.
Aunque la polémica se ha centrado en el himno, el pago de la cuota a la SGAE incluye la reproducción de las canciones de cualquiera de sus asociados antes del partido, en el descanso y al término del mismo. Sin embargo, Juan Antonio Cabrero reconoce que no le importaría prescindir de la música, que a él solo le interesa el himno por su gran contenido simbólico.
Según la SGAE, la mayoría de equipos sí que pagan la cuota por reproducir música durante el partido. «Sería más sencillo decir los que no pagan», nos dicen desde la asociación.
La SGAE dispone de una red comercial que acude a los establecimientos que reproducen obras de sus asociados, para que se den de alta como usuarios. Según explican desde la organización, se les concede una licencia que permite el uso de los millones de obras que gestionan, a cambio de unas tarifas aprobadas por el Ministerio de Cultura.
En 2010 se produjo una situación parecida con otro equipo de Segunda B, el Badalona. El artista que compuso la letra decidió ceder sus derechos al equipo, pero no ocurrió lo mismo con quien compuso la música. Para no pagar a la SGAE, el Badalona renunció a su propio himno.
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