«Qué crack», «vaya genio», «qué inteligente»… El teléfono móvil empezó a brindar halagos y felicitaciones al joven después de hacerse pública la bomba. De eso hace dos semanas, cuando Abengoa cedió y se encaminó al mayor concurso de acreedores de la Historia de España, tal y como él, un estudiante de Bachillerato de 17 años, había pronosticado meses antes en un trabajo escolar para su profesor de Economía. En 18 folios escolares, el estudiante Pepe Baltá había dejado por escrito el motivo del terremoto que haría temblar al todopoderoso Ibex 35, del que terminaría descolgándose el gigante andaluz especializado en energía y medio ambiente por esconder entre su contabilidad un inmenso agujero negro. El barcelonés, cinturón negro de kárate, de un solo golpe y sin proponérselo, escribió la crónica de una caída anunciada. Entonces nadie pensaba en nada parecido.
Esta es la fascinante historia del adolescente que, pretendiendo sólo «aprobar la asignatura», como nos dice, anticipó que Abengoa era un gigante con pies de barro. Exactamente, con un agujero contable millonario y una trayectoria que le llevaba inexorable a la suspensión de pagos. En su trabajo escolar entrevió lo que la auditora Deloitte, con decenas de profesionales y recursos, no advirtió en sus informes sobre Abengoa ejercicio tras ejercicio.
Entonces Pepe no era ni mayor de edad. Hoy tiene 18, estudia primero de Medicina y, dice sin orgullo, prefiere no imaginarse en la piel de uno de los ejecutivos de la segunda firma privada de servicios profesionales del mundo [Deloitte ingresó 20 millones de euros los tres últimos años por auditar las cuentas de Abengoa]. Al estudiante nadie le pagó nada, más allá del 10 que le puso su profesor, pero sí hizo (y de forma sobresaliente) el trabajo que debería haber ejecutado Deloitte atendiendo sólo a las cuentas de Abengoa de 2012 y 2013. Es la gran hazaña de un estudiante ejemplar que parió él solito el informe que dejaba entrever el último gran escándalo del Ibex 35.
Abengoa informaba el pasado 25 de noviembre de su solicitud de preconcurso. Sin que apareciese caballo blanco alguno capaz de rescatar del abismo a la empresa sevillana, Abengoa era suspendida de cotización por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). «Yo tenía algunos conocimientos de ratio y contabilidad. Pocos de ellos cuadraban con lo que vi en Abengoa, así que me llamó la atención pero no le di importancia: pensé que si una empresa tan grande estaba así de mal en 2012 y 2013, sería por su manera de trabajar», explica el joven, que concluyó que «había mucho endeudamiento para lo que Abengoa podía permitirse y muy poco activo corriente en proporción a un gran pasivo».
El chico eligió Abengoa porque fue una de las empresas propuestas por su profesor. No la conocía hasta entonces. Se percató de que sus cuentas eran accesibles desde su página web. Le pareció suficiente la información que ofrecía la compañía sobre sí misma. Empezó a revisar datos. La primera sorpresa llegó en la contabilidad: aparecía un beneficio negativo que después se convertía en positivo. «No entendía cómo eso podía hacerse».
En su trabajo de análisis de los estados financieros de la empresa que más le atrajese, titulado Informe analítico de Abengoa, años 2012 y 2013, de 18 páginas, Pepe dejaba algunas perlas: «El análisis patrimonial nos lleva a pensar que si no se actúa pronto, Abengoa tiene un fuerte riesgo de entrar en suspensión de pagos» […] «El análisis financiero muestra que la mayoría de indicadores estudiados están lejos de sus valores óptimos».
– ¿Qué patrimonio había?
– El neto era un 10%; el resto, deudas.
– ¿Y qué pensó?
– Vi que iban a tener problemas.
– ¿Y qué dijo?
– Que iban a entrar en suspensión de pagos, como ha pasado.
El encuentro de Crónica con Pepe tiene lugar este jueves en la facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona. Pese a ser un portento del análisis financiero, el chaval va para médico. Pelo castaño, grandes ojos azules, sonriente, Pepe es hijo de un profesional de la banca y de una maestra de escuela. Menor de dos hermanos, vive en el distrito barcelonés del Eixample, cerca de la facultad en la que siempre soñó estudiar Medicina. Asegura que no renunciaría a su meta ni siquiera si Abengoa o Deloitte trataran de reclutarlo.
– ¿Le han llamado de Abengoa?
– No. No sé si es porque no saben de mí o porque prefieren no hacer caso de un chaval de 18.
Pepe acude a la cita vestido con camisa de cuadros, tejanos azules y botines granates a juego con un chaquetón. Realizó el trabajo escolar en el colegio Viaró de Barcelona con la misma serenidad con la que responde al periodista. «Yo apenas tengo los conocimientos de economía básica de bachillerato». No le gustan las polémicas. Su preocupación, nos transmite con convicción, es que la imagen de Deloitte no salga mal parada en el reportaje. «Todo ha sido un cúmulo de casualidades, ya que yo no soy ningún crack de las finanzas». Su sueño -su vocación es terminar de pediatra o traumatólogo- aún lo tiene por decidir. Casi 10 años de formación le quedan para completar su sueño hipocrático.
La facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona está junto al Hospital Clínico de la Ciudad Condal. «De momento, ya estoy aquí, en la facultad que quería, que lo mío me ha costado». Se refiere al sacrificio de su último año de bachiller en el colegio Viaró, masculino, concertado, del Opus Dei y situado en Sant Cugat del Vallés. Fueron muchas las madrugadas en las que se despertaba a las cinco para estudiar dos horas y media antes de salir de casa y tomar el tren hacia la escuela. El esfuerzo valió la pena: obtuvo una nota de 9,82 sobre 10 en el bachillerato. «En esa época dormía unas cuatro o cinco horas de lunes a viernes. Lo compensaba durmiendo hasta las dos los domingos». Semanas después se enfrentó a la Selectividad, donde también sacó un resultado sobresaliente: 12,83 sobre 14. Le esperan al menos seis años antes de empezar el MIR. Él preferiría hacerlo en algún hospital catalán. Aunque es joven, ya conoce la inconveniencia de una relación a distancia. Su chica, con la que lleva cuatro años, ha dejado Barcelona para irse a estudiar Periodismo a la Universidad de Navarra. «Estamos siempre en contacto, sobre todo por WhatsApp».
Cuenta el fenómeno de 18 años que sus referentes en la vida son sus padres. Les admira por la vida que le han dado a él y a su hermana. Lo dice con la misma convicción con la que se dio cuenta de que Abengoa tenía «riesgo» para hacer frente a sus «grandes deudas». Sin ser un gurú, sin contar con el apoyo de ninguna afamada auditora, anticipó el peligro de la suspensión de pagos. El primer lector del trabajo académico de Pepe fue su profesor de Economía. El maestro, de 25 años, se llama Juan Miguel Borda. Se trataba de su primer curso. Encargó a sus alumnos a finales de 2014 un trabajo consistente en el análisis de las cuentas de una gran compañía española. El de Pepe fue uno de los mejores y obtuvo un 10. «Fue un trabajo de Navidad en el que les pedía que, una vez conseguida la información de una empresa del Ibex, analizaran los estados financieros», recuerda el docente. «Además de la valoración técnica, les pido que se mojen un poco y escriban cómo ven la empresa y qué soluciones propondrían. El excelente se obtiene si dan buenas mejoras».
Borda, que envió a EL MUNDO una carta en la que explicaba la proeza, cree que Pepe es un alumno «brillante». En clase era de los que «preguntaba y se interesaba». «Tiene futuro en lo que se proponga, es muy responsable», añade el maestro. «Eligió Abengoa, y una de las conclusiones era que le sorprendía que tuviera una deuda tan grande, que podía derivar en una suspensión de pagos».
– ¿Cómo reaccionó?
– Fue sorprendente. La quiebra de Abengoa, uff…
– ¿Y qué dijo él?
– Me pidió que me fijase en el activo y el pasivo.
El estudiante subrayó que los activos en proyectos concesionales eran la parte más importante del patrimonio de la empresa. Para intentar explicar la crisis de Abengoa, consultoras y entidades financieras se detienen ahora en ese punto. En su análisis destacaba que si no corregía la situación del fondo de maniobra, la compañía entraría en suspensión de pagos. Y apostillaba que «sabiendo que se trata de una empresa de tanta importancia, es difícil pensar que se llegue a esta situación». Un escenario parecido se encontró en el análisis financiero: el ratio de liquidez «está bastante por debajo del valor recomendado, lo que nos hace llegar a la misma conclusión que con el fondo de maniobra: peligro de suspensión de pagos».
Con el ratio de endeudamiento «vemos que la empresa también está fuertemente endeudada, ya que tiene un pasivo demasiado grande o un patrimonio neto demasiado pequeño; aunque si analizamos la deuda, vemos que tiene una proporción correcta (ratio de la estructura de la deuda)».
Según las conclusiones del trabajo académico, Abengoa «es una empresa muy poderosa y que funciona a pesar de tener el fondo de maniobra negativo». «Mi consejo sería que intentara aumentar de alguna manera su patrimonio neto con financiación propia o externa», prosigue el estudiante. «También habría que aumentar el realizable o intentar disminuir de alguna manera el pasivo corriente, ya sea hablando con los proveedores para renegociar la deuda o bien buscando algún tipo de financiación para no tener ningún problema de suspensión de pagos».
Pepe eligió la asignatura de Economía porque pensó que se le daría mejor que Matemáticas o Física. «Pero aprendí mucho y disfruté con el trabajo. El profesor hacía crecer en mí el interés por la asignatura, gracias a él me gusta la Economía», indica el estudiante, que también está interesado por la política y votará por primera vez en unas elecciones generales la semana siguiente. Eso sí, el voto, dice, es secreto. «Me rijo más por los ideales de cada partido que por las promesas de campaña, porque al final cada uno va a hacer lo que quiera».
El joven, creyente practicante, es además un gran deportista. El baloncesto es una de sus pasiones. Ha dedicado toda su infancia y adolescencia al mundo de la canasta. Le preguntamos si la superestrella en horas bajas de la NBA Kobe Bryant ha hecho bien en anunciar su retirada al final del curso. No lo duda ni un segundo: «Mejor dejarlo antes de que el cuerpo no le permita jugar bien y la gente le cuestione».
Este año ha dejado el baloncesto para centrarse en la carrera y en las artes marciales. Es cinturón negro de kárate. Estos días, allí donde va Pepe le recuerdan su gran golpe a Abengoa y Deloitte. Un extraordinario golpe de sentido común.
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