Los coches de segunda mano siguen siendo los preferidos de los españoles: la antigüedad media del parque de vehículos que circula por el país supera los 10,3 años de edad, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), y el año pasado el mercado de segunda mano cerró con casi 1.800.000 unidades vendidas entre privados y profesionales. “Por cada vehículo nuevo se compran 1,8 usados”, confirma Juan Antonio Sánchez, presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam).
La relación calidad-precio es una de las principales razones que lleva al usuario a decantarse por la oferta de segunda mano, pero no siempre la operación sale bien: puede que el coche no tenga las características prometidas o, peor aún, que nos estafen. ¿Qué precauciones hay que tomar para evitar estos desenlaces? ¿En qué hay que fijarse para acertar? Aquí recopilamos 10 sugerencias pistas para no cometer errores garrafales en la compra de un vehículo usado.
1. ¿Profesional o particular? Ambos canales de venta tienen sus pros y sus contras. La primera ventaja del concesionario o distribuidor es la garantía que ofrece, que por ley no puede ser inferior al año. Además, estos vehículos suelen estar al corriente con revisiones y documentación. “En cuanto al particular, la ventaja se encuentra en el precio”, sintetiza Vanesa Tomás, responsable de Servicios al Automovilista del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC). En este caso, la garantía solo dura seis meses y solo se refiere a los vicios o problemas ocultos, pero hay una importante diferencia fiscal: el comprador no tendrá que pagar el 21% de IVA que incrementa el coste de la oferta de los profesionales, sino el 4% del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP). “Además, probablemente el particular ofrezca precios más competitivos”, puntualizan desde la plataforma AutoScout24.
2. Investiga el precio. La Red es el mejor banco de prueba para saber si el precio que nos exigen se ajusta a la oferta de mercado. AutoScout24 recomienda “monitorizar el mercado durante algunos meses antes de tomar una decisión”. Además, recuerda que hay que tener en cuenta el consumo de combustible del modelo elegido, el importe del impuesto de circulación, el mantenimiento o la póliza del seguro para conocer el desembolso total.
Lo importante es que el usuario siempre sepa qué es lo que está comprando
3. Huye de las gangas y no adelantes dinero. No solo hay que descartar un vehículo demasiado caro respecto al precio de mercado; las alarmas también deben saltar cuando el coste es sospechosamente bajo. “Si te ofrecen un modelo por 2.000 euros, y la media es de 5.000, desconfía”, alerta Tomás. Éric Iglesias, director de marketing y tecnología de la Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos (Ancove), también alerta sobre las estafas online: “Te piden una señal y cuando pagas el coche ni siquiera existe”. El presidente de Ganvam, por otro lado, sugiere que no se compren “por ninguna razón” los coches que se ofertan en la calle: “Son mucho más baratos, pero hemos detectado que en algunos casos hasta se ofertaban vehículos procedentes de desguaces”.
4. Que el coche no sea muy antiguo. En caso de accidente, el riesgo de fallecer o sufrir una lesión con hospitalización aumenta en función de la antigüedad del vehículo, alerta la DGT: en comparación con los turismos de hasta cuatro años, el riesgo es dos veces superior en los de 10 a 14 años y 3,4 veces superior en los de 15 a 19 años. La antigüedad del coche también influye en los costes. Tomás aconseja que el vehículo no tenga más de 100.000 kilómetros y ocho años de antigüedad: “Aunque funcione perfectamente, a partir de los 100.000 kilómetros hay que hacer cambios importantes que, si todavía no se han realizado, encarecen el precio”. Núria Álvarez, portavoz de la Federación Española de Empresarios Profesionales de Automoción (Conepa), lo resume con un ejemplo: “A partir de los 80.000 kilómetros [aunque el kilometraje varía según modelo y fabricante], hay que cambiar la correa de distribución, y es una operación que vale dinero. Si se rompe, la avería al motor puede ser enorme y el coste del arreglo mucho mayor. Es muy importante preguntar si y cuando se cambió”.
Cuando el coche ya tiene unos 70.000 u 80.000 kilómetros, la goma de los pedales se desgasta
5. Ojo con el cuentakilómetros. La manipulación del cuentakilómetros es una de las estafas más sonadas en la compraventa de vehículos, y hasta se han desenmascarado bandas que se dedicaban a cometer este tipo de fraude. A simple vista no es fácil descubrir si el cuentakilómetros ha sido trucado, pero hay detalles que ofrecen pistas. Uno de ellos es el deterioro de algunos componentes del vehículo. “Se debe revisar el estado del pomo del cambio de marcha, el volante y sobre todo los pedales: cuando el coche ya tiene unos 70.000 u 80.000 kilómetros, la goma se desgasta”, advierte Iglesias. Tomás recomienda también fijarse en los kilómetros marcados en la ITV: “Si entre una y otra revisión hay muy pocos, es posible que haya habido manipulación”.
6. Revisa la documentación al detalle. Hay que solicitar la ficha técnica del vehículo, el certificado de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), cerciorarse que la titularidad coincida en el permiso de circulación y que el impuesto de circulación esté pagado, enumera Tomás. “Que se pida también el libro de revisiones, aunque puede que el vendedor no lo tenga porque es obligatorio solo durante el plazo de la garantía”, añade Iglesias: “Lo que sí se puede solicitar —con tan solo comunicar la matrícula— es el informe de tráfico a la DGT, que nos dice si el vehículo tiene alguna carga, como una reserva de dominio [cuando la titularidad sigue siendo del banco hasta que se termine de pagar] o un embargo”. También se pueden solicitar las facturas de las últimas operaciones de mantenimiento, o su duplicado, aconseja Álvarez.
7. Exterior e interior, a inspeccionar con cautela. “El aspecto es importante, porque entra en juego también un factor psicológico: normalmente, la gente que cuida el coche por dentro, lo cuida integralmente”, asegura Álvarez. Sin embargo, no hay que dejarse engañar por las apariencias. “Hay que revisar no solo carrocería y tapicería interior, también las luces, los retrovisores y el estado de los neumáticos”, enumera. En este último caso, “el número mágico son 1,6 milímetros: por ley es el máximo de profundidad que pueden tener los dibujos [las ranuras] de las gomas”, detalla la portavoz de Conepa.
El informe de tráfico nos dice si el vehículo tiene alguna carga
8. Pide siempre una prueba de conducción. Es imprescindible hacer una prueba de conducción, tanto en la ciudad como por carretera, para saber cuál es su respuesta a velocidades más elevadas. “Fijémonos si las marchas hacen ruido o si la dirección tiene holgura”, sugiere Álvarez. Tras bajar del vehículo, hay que revisar que no haya fugas de líquido, que pueden reflejar problemas en los frenos, en el sistema del aire acondicionado o en el motor. “Pero hay que tener claro que es muy difícil detectar problemas técnicos, como un eventual desgaste de los amortiguadores, si no tenemos conocimientos avanzados”, lamenta.
9. ¿Cómo saber si el vehículo ha tenido accidentes? No existe documentación que nos diga si el coche ha sufrido accidentes. “Hay que fijarse en si hay piezas nuevas o repintadas”, espeta Iglesias, quien sugiere mirar con atención las gomas de las ventanillas para detectar si el vehículo ha sido repintado. Desde AutoScout24 aconsejan revisar la carrocería a la luz del día, y mirar desde un ángulo lateral si hay abolladuras. “También conviene desconfiar de las pegatinas, pues en ocasiones se usan para cubrir arañazos”, añaden.
10. Si no te fías, lleva el coche al taller. El asesoramiento de un profesional puede convertirse en un paso casi imprescindible, sobre todo si el comprador no tiene conocimientos técnicos. “Es aconsejable no solo para que nos aclare si el coche está en buenas o malas condiciones, sino para que nos diga si merece la pena comprarlo por ese precio o no”, remacha Álvarez. El coste de la revisión puede variar en función de si el taller es de confianza y del tipo de servicio que precisemos, “pero no suele superar los 100 euros”, mantiene Iglesias. Lo importante, concluye Álvarez, es que el usuario siempre sepa qué es lo que está comprando.
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